Entre la instalación y la escultura, entre la realidad y la transformación onírica, los artefactos que desarrolla Anaisa Franco (Uberlândia, Minas Gerais, Brasil, 1981), una de las mujeres pioneras en la creación de “new media-art” en España, no son solo ejercicios de computación, animación y fabricación digital, sino una reflexión sobre la tecnología y sus usos, sus límites y muy en particular sobre la interdependencia entre hombre y máquina.
Los sistemas detección de intrusos (IDs en su apócope en inglés) son aplicaciones destinadas a identificar accesos no autorizados. Utilizados sobre todo como barreras informáticas en nuestros ordenadores, redes y sistemas, de algún modo pueden asimilarse a los controles biométricos, con cuyas más elementales aplicaciones estamos sobradamente familiarizados (las huellas digitales o los patrones de desbloqueo de un teléfono móvil, por ejemplo). Obstáculos todos ellos que dificultan el ingreso en un espacio o un bien vedado, son también mecanismos de identificación personal, de síntesis de un individuo reducido a los parámetros que lo distinguen.
En el trabajo que presenta en el CAB, Anaisa Franco juega intencionadamente con esos dos aparentes invariables: la tecnología de la identificación y su empleo como agente de bloqueo. Al invertir algunos de sus principios, suspende la idea de la tipificación y la sustituye por la metamorfosis. La mutación borra por fuerza el carácter identificador del individuo, convertido en una alternativa, tanto real como ficticia, de sí mismo.
Anaisa Franco busca crear una relación razonable entre el ser humano y la máquina, entre lo orgánico y lo artificial. ‘Reshaping Ids, Connecting Realities’ parte de las aplicaciones de detección de intrusos para indagar en la identidad individual. Muchas de sus obras necesitan de la complicidad y la participación del público, de sus gestos y de su mirada.
La exposición permanecerá abierta hasta el 22 de mayo en el CAB.