Emilio González Sainz, uno de los artistas más reconocidos en el panorama nacional, nos presenta su última obra, en la que destacan sus paisajes llenos de elegancia, luz, color y cierta melancolía poética. Un total de 71 cuadros componen la exposición ‘El paseante’ del pintor cántabro que se puede visitar hasta el 27 de marzo en la sala Pedro Torrecilla de la Fundación Cajacírculo.
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco, entre sus creaciones destacan los paisajes, en las que su ascendencia norteña le delata ya que tiene interiorizada en su retina esa luz que trasciende a su obra, con esos colores verdes de los campos y los valles, el azul del mar o los grises de los días de lluvia y bruma. Unos colores fríos que son una constante en sus creaciones que transmiten elegancia, paz y una cierta melancolía y nos invitan a pasear por el interior del cuadro. Unos paisajes a veces reales y otras soñados o imaginados en los cuales aparecen personajes, animales o simples siluetas que nos acompañan por ese paseo íntimo.
Cuadros de los que emana una cierta poesía, en los que la narrativa pictórica funde la literatura y la pintura, en una obra impregnada de un romanticismo moderno.
En su pintura percibimos influencias de grandes artistas desde los clásicos como Pieter Brueghel el joven, hasta pintores mucho más modernos y contemporáneos como Modigliani, Hooper e incluso Miró. Una obra donde se nota la maestría de un gran artista que experimenta con diferentes técnicas pictóricas que van desde el expresionismo abstracto, el cubismo e incluso el naif. El tratamiento compositivo de cada uno de sus cuadros, es de una elegancia y originalidad muy marcada hasta alcanzar un sello propio y reconocible