Según datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, los apellidos más comunes en España son los siguientes: García, Rodríguez, González, Fernández, López, Martínez, Sánchez, Pérez, Gómez, Martín, Jiménez, Hernández, Ruiz, Díaz y Moreno. Si los analizamos, nos damos cuenta de que buena parte de los apellidos terminan en ‘ez’.
No se trata de un fenómeno que se da única y exclusivamente en nuestro país. En otros idiomas el apellido también se forma con sufijos, como por ejemplo "son", en el caso del inglés, que se traduce literalmente como ‘hijo’. En español, la terminación ‘ez’ también se aplica como ‘hijo de’, pero la partícula en sí misma es un completo misterio.
El apellido surgió para poder diferenciar a unas personas de otras. A partir del siglo XIII, se empezó a añadir el sufijo ‘ez’ al nombre propio seguido del paterno. Por lo tanto, José Fernández era hijo de Fernando. Dada la función original de los apellidos, si un hombre se llama Hernando Rodríguez, esto, es Hernando el hijo de Álvaro, podía tener un hijo que se apellidara Hernández, como su progenitor, o Rodríguez, en honor al abuelo. Había muchas posibilidades, y era muy común que los hermanos tuvieran apellidos distintos.
No fue hasta el siglo XV cuando los apellidos empezaron a heredarse y a identificar familias y no individuos como hasta entonces. En el siglo XIV el Estado Español impuso por norma que los apellidos se heredaran.
Hasta ahora, nadie ha conseguido averiguar el por qué del sufijo ‘ez’ porque esta palabra no quiere decir nada en español. Algunos investigadores lo han atribuido a una supervivencia del genitivo latino en ‘is’, con valor de posesión o pertenencia, aunque otros opinan que se trata más bien de un sufijo de origen prerromano.