miércoles, 3 de noviembre de 2021

Por qué Colombia es el mejor país del mundo para avistar aves

Turistas avistando pájaros
"Pajarear". Dícese del arte (en colombiano) de perderse en la naturaleza para avistar aves (cuantas más y más raras, mejor) con prismático, cámara fotográfica, cuaderno de notas para ir apuntando lo observado y generosas dosis de paciencia en la mochila. Y los que se dedican a ello son, claro, pajareros.

Por algo es el mejor país del mundo para darle a esta afición debido a su alto nivel de diversidad. Las cifras lo dicen todo: en ningún lugar existen, a fecha de hoy, 1.954 especies catalogadas, lo que equivale al 20% del total de aves a nivel internacional, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en sus siglas en inglés). De ellas el 78,8% son residentes, no migratorias.

Por algo también en los últimos tiempos se ha multiplicado por 10 este tipo de visitante, según ProColombia, la agencia gubernamental dedicada a promover, entre otras materias, el turismo nacional. Y si hay una zona donde los pájaros son los amos, ésa es la Guainía, el salvaje departamento amazónico pegado a Venezuela, en el oriente del país, cuya seña de identidad es su naturaleza virgen. Pero virgen de verdad. Se advierte desde el avión (el vuelo de Bogotá a Inírida, la capital de la Guainía, dura casi hora y media), cuando se está a punto de aterrizar en medio de la jungla (literal). La aérea es la única forma de llegar, aparte de la fluvial. Nada de acceso terrestre. También es la más espectacular, al colarse por la ventanilla un manto verde de bosques tropicales, lagunas negras, manglares, caudalosos ríos, poblados indígenas... Selva en estado puro.

No en vano, los viajeros están empezando a llegar ahora a este paraíso de la Orinoquía, una de las seis regiones naturales colombianas regida, claro, por el río Orinoco. De ahí el nombre. Hasta hace muy poco, a nadie, incluidos los colombianos, se le ocurría venir aquí porque se consideraba el fin del mundo y a veces se asociaba erróneamente con inseguridad. El aislamiento ha permitido que la zona conserve su biodiversidad intacta y que las aves campen a sus anchas. El pueblo grande más cercano a Inírida está a nueve días en lancha.

El jacamará bronceado
El arte de pajarear

La práctica del pajareo, entre otros mil atractivos, ha colocado a la Guainía en el mapa turístico no solo nacional, sino internacional. Hasta el punto de que firmas de la talla de Swarovski han fijado sus ojos en ella, lanzando aquí, a nivel mundial, sus últimos prismáticos, los NL Pure 32, una joya con el mayor campo de visión de la historia que cuesta unos 2.400 euros. Hay que recordar que Swarovski nació en 1949 como fabricante de aparatos ópticos de alta precisión para cazadores, observadores de aves y fans de la naturaleza.

Aun así, no solo de pájaros vive la Guainía. También es posible ver ranas endémicas (como la terribilis, una de las siete maravillas de especies amenazadas en el mundo), serpientes pitones, monos y delfines rosados. Además, se pueden realizar actividades de aventura como rafting, tirolina, senderismo, paseos en bici y esnórquel (aquí, "caretear") para ver peces ornamentales de río como la raya y el pez hoja u otros más comestibles como la mojarra, el bagre y el raqui raqui.