Cápsulas robóticas |
Diferente es, desde luego. Y futurista. El pasillo que divide las cápsulas del Oxygen nos traslada al Enterprise, la mítica nave de Star Trek, solo que con colores más estridentes. Una vez dentro de las cabinas, la experiencia es también intergaláctica. Fabricadas en poliuretano y traídas de China durante la pandemia, las cápsulas permiten elegir el ambiente a golpe de luces de diferente color e intensidad. Hay botones varios para el control de la temperatura y, cómo no, puertos USB para cargar el móvil.
¿Y botón del pánico? Ese no está. Tampoco hace falta. Una vez tumbado y con la ventana cerrada, la sensación es menos turbadora de lo que puede parecer. Cierto es que no son para todo el mundo, pero las cápsulas con colchones de 90 cm son suficientemente amplias para no sentir claustrofobia. Aunque mejor aún las dobles, claro, con colchones más amplios de 1,20 metros made in Spain..
Interior de la cápsula |
Aunque las cápsulas estén de estreno en Madrid, el concepto prolifera desde hace una década en aeropuertos y estaciones de tren de medio mundo. Ciudades como Londres, Ámsterdam o Nueva York hace tiempo que se unieron a la fórmula rompedora de las habitaciones talla XXS. En España, el pionero fue el Optimi Rooms en Bilbao.
Ahora bien, la Villa y Corte parece haberse puesto las pilas porque muy pronto el Oxygen tendrá compañía. Se trata del Art Seven Hostel, que prepara su apertura a principios de diciembre. Prepárense para una invasión (amiga) de 56 cápsulas junto a Tirso de Molina.