Casa de Julieta en Verona |
El anfiteatro romano, situado en la concurrida piazza Bra, es uno de los primeros monumentos que saludan al visitante al llegar a Verona. En torno a la plaza se pueden admirar las antiguas murallas, el Palacio de la Gran Guardia y el Palacio Barbieri, del siglo XIX. La plaza conecta con el Liston, una amplia calle empedrada muy frecuentada por los veroneses desde la que se puede llegar a la comercial calle Mazzini, imprescindible para los amantes de las compras.
Muy cerca de allí, en la via Cappello número 23, se alza la supuesta casa de los Capuleto, donde, según la leyenda, vivía Julieta. Aún hoy puede subirse a su famosísimo balcón, donde Shakespeare describió cómo la joven esperaba cada noche a su amado Romeo. Un lugar muy frecuentado por parejas de recién casados y donde los enamorados sueñan y piden sus deseos tras sacarse la tradicional foto tocándole el pecho a la estatua de Julieta ubicada el final del patio. No olvides dejar tu mensaje de amor detrás de la estatua, quizás se haga realidad.
Continuando por la via Capello se puede llegar a la piazza delle Erbe, el corazón de la ciudad y que da acceso a multitud de calles imperdibles. En la plaza hay un mercado de souvenirs y multitud de opciones gastronómicas para coger fuerzas tras una mañana caminando. También asquí se puede disfrutar de la fuente de la Virgen de Verona y la columna de San Marco, en cuyo extremo superior hay una escultura de un león, símbolo de la República de Venecia.
Al norte está el Palazzo del Comune, la Torre dei Lamberti, la Casa dei Giudici y las Case Mazzanti. Al oeste, el Palazzo Maffei, adornado con estatuas de dioses griegos. Al sur, la Casa dei Mercanti y actual Banco de Verona.
Si desde la piazza delle Erbe se coge la via dalla Costa, se llega a la piazza dei Signori, llamada también 'piazza Dante' por ser allí donde se colocó la escultura dedicada al padre de la lengua italiana, Dante Alighieri. Mientras que si se sigue por el Corso Anastasia se alcanza a ver la Iglesia de Santa Anastasia, construida en 1290 y cuya entrada es gratuita.
Para acabar la jornada, se puede disfrutar del atardecer desde el Ponte Petra, que se eleva sobre el río Adigio y tiene una vista fascinante de la ciudad. En sus alrededores hay un barrio de corte bohemio con pequeños bares, donde se puede picar algo antes de volver paseando al hotel bajo la luz de la luna.