Atenea de Velletri |
La campaña de restauración de la escultura de mármol, que finalizó en junio, duró en total algo más de cuatro semanas. Desde la última restauración, en 1992, la escultura se había ensuciado parcialmente y algunos fragmentos se habían deteriorado.
La intervención permitió limpiar la superficie del mármol así como llenar ciertas grietas para evitar la acumulación de polvo en los huecos. También se ha procedido a la reparación de ciertos detalles como las borlas y los pliegues de su vestimenta.
Este último trabajo ha permitido entre otras cosas llegar a la conclusión de que el mármol utilizado es de tipo dolomítico, que se extraía del monte Himeto, al sur de Atenas, y que suele tener un ligero veteado grisáceo.
También ha permitido entender mejor la fijación del brazo derecho de la obra, que era un misterio hasta ahora: el fuerte saliente está sujeto gracias a un gran trozo de mármol antiguo que forma el flanco y la axila derecha de la Atenea.
La Atenea de Velletri del Louvre es la única versión de este tipo de escultura que se ha conservado tan bien. Fue una réplica romana de la original griega de bronce creada en el 430 a.C. por Cresilas, autor del icónico retrato de Pericles.
Esta obra, encontrada en Velletri en el siglo XVIII (territorio italiano entonces en manos de Francia), representa a la diosa Atenea, identificable por sus atributos en la iconografía griega: el yelmo de la diosa guerrera y la égida, ribeteado con serpientes y decorado con la cabeza de Medusa, ofrecida por su padre Zeus, que le sirve de armadura.
Con sus formas, la Velletri Pallas es muy representativa del clasicismo griego del siglo V a.C. La Atenea de Velletri fascinó a Josefina y a Napoleón Bonaparte, quienes la adquirieron para exhibirla junto con las antigüedades del Museo de Napoleón.
En diciembre de 1803 se instaló por primera vez en el Louvre, primero en el Salón del Emperador, luego en el Salón de las Musas y finalmente a partir de 1815 en el Salón de las Pallas.