Los Santos Médicos Cosme y Damián fueron los patrones de los médicos, cirujanos, boticarios y barberos. Se les invocaba contra la peste, pero sobre todo, se les invocaba contra el muermo, la inflamación de las glándulas, la tiña, las afecciones renales, los cálculos, las inflamaciones de vientre y la incontinencia urinaria infantil. También se convirtieron en patrones de los hospitales y se crearon cofradías en nombre de San Cosme y San Damián.
Nacieron en Arabia en el siglo III d.C. Eran hermanos gemelos y tanto ellos como sus otros tres hermanos perdieron a su padre cuando eran pequeños. Su madre, una mujer de grandes virtudes cristianas, los educó en la fe cristiana. Nos cuenta la leyenda que ambos aprendieron medicina en Siria y que ejercieron esta noble profesión en Egea (hoy Ayás), Cilicia. Allí aplicaron sus conocimientos médicos tanto a personas como a animales y con gran pericia curaban cualquier tipo de enfermedad. Aún así, cuando todo les fallaba su fe ciega en Dios les favorecía para poder obrar milagros. Este don atrajo a muchas personas deseosas de curarse, fuesen éstas cristianas o no. De hecho, muchos de sus pacientes no creyentes se convirtieron a la fe cristiana después de su curación. Cosme y Damián ejercían su profesión más por devoción que por las ganancias que podían obtener ya que se negaban a cobrar por sus servicios.
Los hermanos vivieron en tiempos del emperador Diocleciano (284-305), uno de los perseguidores más acérrimos que ha conocido la historia del cristianismo. En ésta época, Lisias, el gobernador de Egea, estaba bajo órdenes estrictas de Diocleciano de neutralizar a los cristianos. La fama y la reputación que rodeaba a los médicos milagrosos no podían pasar desapercibidas para el gobernador quien les hizo llamar junto con sus otros tres hermanos, Antimo, Leoncio y Euprepio. Siguiendo el Edicto en Contra de los Cristianos decretado por Diocleciano, Lisias les dio la opción de apostatar o morir. Sin embargo, con la pretensión de que renegaran de su fe, los hermanos fueron sometidos a toda clase de torturas, físicas y morales.