sábado, 26 de septiembre de 2020

¿ Conoces Hellín ? Un viaje para amantes de la historia

Hellín
Pasear por sus sinuosas callejuelas nos traslada a un pasado de ecos árabes y ciudades amuralladas, de olor a esparto y sonido a tambor. Porque Hellín es sinónimo de Semana Santa y de su célebre tamborada, pero también de un patrimonio excepcional que ha dejado la huella de los siglos en esta localidad albaceteña. A tan solo una hora de Murcia, hora y media de Cartagena y muy cerca de la Comunidad Valencia,
Hellín es un regalo para el amante del turismo de interior.

Pasear por el casco antiguo hellinero, declarado Bien de Interés Cultural y Conjunto Histórico en 2007, supone un viaje al pasado. Sus estrechas calles son un reflejo de la arquitectura del siglo XII hasta la actualidad que conjuga la arquitectura popular con reminiscencias medievales como el arco del Salvador, renacentistas como el Convento de los Franciscanos y la fachada de la Iglesia de la Asunción o góticos como en el interior de esta iglesia. Asentado sobre tres cerros, el castillo almohade, del que se conservan algunos vestigios y numerosos restos de muralla, junto con las viviendas que antaño habitaron labradores contrastan con viviendas señoriales como las Casas de Falcón, Salazar, Perier o Mascuñán, donde dicen que durmió Carlos I. Saca la cámara porque una parada obligada es el Callejón del Beso, y no solo por tan instagrameable nombre, considerada la calle más estrecha de Hellín.

Visitar Hellín en Semana Santa es toda una experiencia por su célebre Tamborrada, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2018. Cada año, más de 20.000 personas hacen redoblar los tambores ataviados con sus túnicas negras y pañuelos rojos o negros al cuello en un espectáculo único y sobrecogedor. Para saber más de esta tradición, Hellín va a inaugurar próximamente un Museo de la Semana Santa y la Tamborada para que el viajero conozca más de las dos tradiciones hellineras más conocidas. También se podrán ver muchos de los hallazgos arqueológicos encontrados en la localidad, con una estupenda colección de objetos que van desde el Paleolítico hasta la Edad Media.

Y los amantes de la historia tienen que visitar el Abrigo Grande de Minateda, uno de los ejemplos más espectaculares del arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica, declarado Patrimonio de la Humanidad. Considerado la Capilla Sixtina del arte rupestre levantino, conserva más de 600 pinturas representativas del arte levantino con esas características figuras humanas estilizadas cazando, luchando o en actividades cotidianas y del arte esquemático, con representaciones de humanos y animales, entre las que destaca la figura de un gran toro, varios caballos, un grupo de arqueros o la figura de una mujer que lleva de la mano a un niño. Se puede visitar con cita previa y se encuentra dentro del Parque Arqueológico del Tolmo de Minateda, recién inaugurado el año pasado.

De hecho, el Parque Arqueológico Tolmo de Minateda está considerado el conjunto arqueológico más importante de Albacete y en él perviven las huellas trimilenarias desde la Edad de Bronce hasta el siglo X d.C. Ubicado en un peñasco que permitía dominar el camino entre Albacete, Murcia y Alicante, aquí podemos ver los restos de murallas, puertas y sistemas defensivos de la zona conocida como El Reguerón, vestigios de un enterramiento de la Edad de Bronce, los restos romanos de la muralla o un baluarte y una torre de la época postromana.

Los amantes de la naturaleza y las actividades al aire libre como el senderismo, el piragüismo o los paseos en bici también tienen mucho que ver en Hellín, municipio atravesado por dos ríos, Mundo y Segura, y tres embalses. La Ruta del Agua parte del Puente de Isso y se detiene en las cascadas del río Mundo o la llamada Cola del Pantano, que es la entrada de este río al embalse de Camarillas. También es muy interesante hacer la ruta del Volcán de Cancarix, declarado Monumento Natural, que asciende hasta su cráter.

Otro de los grandes atractivos de una visita a Hellín es su gastronomía, que combina las tradiciones castellano-manchega y levantina. El recetario popular atesora platos deliciosos como el arroz con conejo y caracoles o con collejas (en Hellín, concretamente en la pedanía de Las Minas, se cultiva el famoso Arroz Bomba con D.O Calasparra), conejo en patagorrina, el gazpacho manchego, la gachamiga, o el ajo de matazón. El aceite es otro de sus productos estrella, con permiso del caramelo y dulces típicos como los panecicos dulces, las fritillas o las paparajotas. Y para regar estos suculentos manjares, nada mejor que los vinos de la DO Jumilla, denominación de la que la localidad forma parte. El broche de oro perfecto para un viaje que estimula los cinco sentidos.