El inglés Roger Penrose, el alemán Reinhard Genzel y la estadounidense Andrea Ghez han sido reconocidos con el premio Nobel de Física 2020, por su trabajo sobre “los secretos más oscuros del universo”, los agujeros negros.
Penrose ha recibido el galardón“por el descubrimiento de que la formación de un agujero negro es una sólida predicción de la teoría general de la relatividad”. Genzel y Ghez comparten el premio por “el descubrimiento del objeto compacto supermasivo del centro de nuestra galaxia”.
Ya en el siglo XVIII, el astrónomo inglés John Michell y el científico francés Pierre-Simon Laplace especularon sobre la existencia de objetos con una gravedad tan fuerte que ni siquiera la luz podría escapar de ellos. Pero no fue hasta 1915, con la formulación de la teoría general de la relatividad de Albert Einstein, cuando se obtuvo un marco matemático lo suficientemente potente para describir esos objetos.
Aún así los físicos, Einstein incluido, cuestionaron durante décadas la propia idea de los agujeros negros. ¿Acaso algo así podía realmente ocurrir en un universo real? Fue gracias al laureado matemático Roger Penrose, profesor emérito en la Universidad de Oxford (Inglaterra), que se mostró que estos objetos podían realmente existir.
Inspirado por el descubrimiento de un nuevo y violento fenómeno en el universo y en necesidad de una explicación, Penrose publicó en 1965 un extraordinario artículo en el que introdujo nuevas herramientas matemáticas y probó con rigor que la formación de agujeros negros es una consecuencia inevitable de la relatividad general.
Pero si esos objetos existen, ¿cómo encontrarlos? John Michell ya tuvo una idea: si hay otros objetos luminosos, como pueden ser las estrellas, moviéndose alrededor del agujero negro entonces uno puede inferir la existencia del agujero negro al seguir los movimientos de las estrellas.