Coincidiendo con Halloween, hoy, 31 de octubre, celebramos también el Día Mundial del Ahorro. Un día que no es tan antiguo como la noche de brujas, pero al que poco le falta. Esta efemérides cumple 95 años y se conmemora desde 1924.
Ese fue el año en el que tuvo lugar, en la ciudad de Milán, el Primer Congreso del Ahorro, en el que más de 300 representantes de 27 países se reunieron para analizar varias cuestiones sobre la organización y legislación de las cajas de ahorro. Dos importantes decisiones se tomaron a lo largo del evento: por una parte, se creó el Instituto Mundial de Cajas de Ahorros, que escogió Milán como su sede durante sus primeros años; y por otra parte, el profesor Filippo Ravizza instituyó el 31 de octubre como el Día Mundial del Ahorro coincidiendo con la clausura del congreso.
El Instituto sufrió varios cambios hasta su refundación en 1994 como Instituto Mundial de Cajas de Ahorros y Bancos Minoristas y Grupo de Cajas de Ahorros y Bancos Minoristas Europeos (en sus siglas en inglés, WSBI-ESBG), con nueva sede en Bruselas. Sin embargo, la celebración del 31 de octubre se ha mantenido invariable desde entonces.
La intención inicial del Día Mundial del Ahorro era concienciar a la población de todo el mundo sobre las ventajas que tenía depositar sus ahorros en una entidad bancaria, en una época, la década de los 20, en la que mucha gente los seguía guardando debajo del colchón. Ya desde sus primeras celebraciones, diversas cajas de ahorro y otras entidades empezaron a participar en este día, con actividades como la distribución de libretas de ahorro infantil, la publicación de artículos en prensa, la confección de carteles, la organización de conferencias y concursos, o la difusión de pequeñas películas publicitarias.
Pero, sin duda, el momento de mayor auge de la celebración fueron los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando el Día Mundial del Ahorro se convirtió en toda una tradición en algunos países como Austria, donde la mascota del ahorro, llamada Sparefroh («el ahorrador feliz»), cuenta incluso con una calle dedicada a su nombre.
Hoy en día, en cambio, la celebración se ha reorientado hacia los países emergentes, en los que buena parte de la población se encuentra todavía sin bancarizar. En los países desarrollados, los mensajes de las entidades insisten en concienciar a los ciudadanos sobre la importancia del ahorro diario y de no malgastar lo que se tiene, eliminando gastos superfluos.