Aunque cada vez escribimos menos y prácticamente todo está ya informatizado, en las oficinas hay productos de papelería que siguen siendo imprescindibles, especialmente cuando manejas documentos a diario. El corrector líquido, conocido popularmente como "Tipex", es uno de los materiales de oficina y escolares más utilizados en todo el mundo, y hoy vamos a conocer su origen.
Cuando va a comenzar un nuevo curso escolar, muchos establecimientos se convierten en el paraíso de los materiales escolares y de oficina, que aunque están disponibles todo el año sin duda resulta mucho más llamativo y atractivo verlos en esa época. Libretas, bolígrafos, carpetas, correctores, gomas de borrar, lápices… ¿quién no disfruta comprando este tipo de cosas?.
El origen del "Típex"
La inventora de este artículo tan importante en la papelería fue Bette Nesmit Graham, una mujer joven y divorciada que en el año 1946 comenzó a trabajar tras su divorcio para poder subsistir. Contratada como secretaria en el Texas Bank and Trust, allí fue donde se dio cuenta de que era muy difícil borrar o disimular los errores cometidos al mecanografiar documentos.
Para ganarse un dinero extra se ofreció a pintar las ventanas del banco durante las vacaciones, y haciendo esa tarea se dio cuenta de que cualquier error en los marcos quedaban corregidos al aplicarle una capa de pintura blanca… y pensó, ¿y si esto me sirve para los documentos de la máquina de escribir?.
Bette preparó una mezcla casera de pintura blanca y agua para probarla en los documentos hasta encontrar la fórmula adecuada. Con ayuda del profesor de química del colegio de su hijo, en 1956 logró desarrollar un compuesto que tenía la capacidad de cubrir cualquier error sobre papel sin apenas dejar rastro, y que además se secaba de inmediato.
La inventora de este nuevo producto quiso venderlo a IBM pero no lo aceptaron, así que creó su propia marca para venderlo bajo el nombre de "Liquid Paper". En el año 1968, su tipex ya era muy rentable, y en 1979 vendió su empresa y su revolucionario producto a Gillette Corporation por 47,5 millones de dólares. Falleció un año después cuando tenía tan sólo 56 años, por lo que su hijo heredó todo ese dinero y donó la mitad a obras benéficas.
¿Por qué lo conocemos como Tipex? En Europa lo conocemos con este nombre porque así se llamaba la empresa alemana que lo comercializó en nuestro continente: Tipp-ex.