Iglesia parroquial de Lois |
El templo ha sido denominado “la Catedral de la Montaña” y sorprende la llegada a Lois, en un paraje medio-ambiental y paisajístico de primer orden (río Dueñas, en el Alto Esla), y encontrarse en la caída de la ladera con esta unitaria construcción de potentes masas y volúmenes cúbicos que se sobreeleva sobre todo el caserío, en el que también se encuentran edificaciones populares y algunas civiles de interés como la Casa solariega del siglo XVIII de los Álvarez Reyero, y otras con sus blasones en las portadas y fachadas, pues todos sus habitantes pertenecían a la nobleza.
El lugar aparece ya mencionado en la época de la Repoblación, a comienzos del siglo X, perteneciendo durante los siglos siguientes sus pagos a los abades de Sahagún y Eslonza. Durante la Edad Media perteneció al territorio de Alión y en el siglo XII (1185) los reyes de León lo donaron a la Orden de Santiago. En el XV era parte de la merindad de Valdeburón y en 1974 se fusiona con Crémenes.
Una familia del pueblo del siglo XVIII, los Rodríguez Castañón tuvieron una gran preocupación por la formación de los vecinos. Así, el primero de la saga, Pedro funda en 1701 la escuela de niños pobres. El 1740 otro, Jerónimo, crea la preceptoría de Lois, también llamada “la Universidad de la montaña”.
Este último junto con sus parientes Francisco y Juan Manuel Rodríguez Castañón, obispos, y Antonio Álvarez-Acevedo, también prelado, son los patrocinadores de la construcción de la iglesia parroquial, la cuál estaba concluida en el año de 1764.
El autor del proyecto fue el arquitecto y maestro mayor de la catedral de Toledo Fabián Cabezas. Imprimió el estilo tardo-clasicista que entonces se utilizaba en la corte por influencia de Ventura Rodríguez y otros arquitectos academicistas madrileños de la Real de Bellas Artes de San Fernando, que recogen las nuevas tendencias del orden greco-romano y los revivals de la escuela escurialense, todo dentro de una serena estricta sencillez.
El edificio se eleva sobre una plataforma en el camino principal de acceso al pueblo, a cuyo atrio -que se extiende a sur y a occidente- se accede por sendas escaleras de piedra. Ocupa un solar de espacio rectangular, en el que se utilizó como medida la vara de 84 centímetros, módulo del ancho de las pilastras, por lo que la nave mide entre muros 8 por 14 varas (6,72 x 11,48 metros).
Dentro del referido rectángulo se inscribe la iglesia de planta de cruz latina de tres tramos de nave con bóveda de medio cañón, amplio y saliente crucero con media naranja y presbiterio de un tramo igualmente abovedado, desde el que se accede por sendas puertas a la sacristía y a otra dependencia similar en el lado opuesto. A los pies se dispone la fachada occidental con un gran cuerpo central rectangular con la portada y flanqueado por pilastras y remate con frontón y a los lados dos grandes torres, con el alto cuerpo bajo que llega a la altura de la cornisa apilastrado y encima otro cuerpo para las campanas abierto a los cuatro frentes por medio de balcones con arco de medio punto. Se coronan con chapiteles de piedra escamados a cuatro vertientes. La portada, también apilastrada, se corona con nicho cerrado con arco moldurado curvo y encima se abre un óculo para la iluminación de la nave.
A las torres se accede desde el interior de su base por escaleras de caracol. La cabecera es muy desarrollada con cimborrio cuadrado al exterior y cúpula de media naranja dentro. En los flancos de la nave y para conseguir crear plenamente la planta total rectangular se alinean sendos pórticos abiertos con grandes arcos rebajados.
Todo el edificio está construido con piedra caliza de la zona de mármol rojo veteado, sillarejo y mampostería y cubierto con láminas planas de pizarra.
En el interior, además de los retablos coetáneos neoclásicos, se conserva un interesante crucifijo de marfil. (Javier Rivera Blanco (Patrimonio CyL))