España tiene grandes tesoros que podemos visitar este verano, incluido un increíble y desconocido pueblo medieval que ha sido elegido uno de los más bonitos de Europa. Nuestro país ha conseguido destacar en cuanto a destino de viajes se refiere en un continente que recibe millones de visitantes al año. Si queremos ahorrar un poco o aprovechar nuestro tiempo de vacaciones, nada mejor que quedarse cerca, en este pueblo medieval viajaremos en el tiempo disfrutando de una arquitectura, paisajes y gastronomía excepcionales cerca de casa.
España tiene el pueblo medieval más bonito de Europa
Girona es un destino vacacional que nos puede traer muchas sorpresas, más allá de la playa y el buen tiempo, descubriremos el pueblo medieval más bonito de Europa. Los viajeros lo tienen claro y son capaces de descubrir los rincones con más encanto de nuestro país, incluido este que es una auténtica joya.
La CNN a través de la periodista Julia Buckley ha elaborado un listado de los mejores pueblos españoles, entre los que destaca Regencós en Girona. Uno de los más bonitos y quizás desconocidos que tiene una serie de elementos que han conquistado de lleno a esta profesional en todos los sentidos.
Cerca de casa podemos descubrir qué es lo que tiene este pueblo medieval para ser uno de los que más se busca en Estados Unidos y en gran parte de Europa. Todo el mundo quiere visitar un lugar que destaca por una serie de elementos. En la montaña, pero cerca del mar, el enclave es lo primero que nos llama la atención.
El hecho de que esté formado por un recinto amurallado del siglo XV magistralmente conservado y que se vea desde la playa es un extra. La historia y el ocio van de la mano en este lugar de Girona. El turista puede disfrutar de una paella a pie de playa mientras admira qué visitará por la tarde. Un abrazo al mar Mediterráneo con tintes históricos y de serie de televisión.
Regencós podría ser el escenario de una película, pero es un pueblo medieval de Girona. Tiene también restos de otras épocas un pequeño museo en el que descubrir hachas del neolítico y unos restaurantes con terraza en los que tomar algo admirando la montaña y el mar. Es un destino obligado en un verano en el que no necesitamos salir mucho de casa.