Casi como un acto de justicia, esta exposición dedicada a Pepo Hernando (Burgos, 1950- 2022) por el CAB quiere recuperar para nuestra memoria colectiva la obra de un creador único. Conocido por su prestigioso desempeño como técnico de exposiciones y enmarcador (al frente de uno de los pocos talleres verdaderamente artesanales de nuestro país), su faceta pictórica había quedado restringida a la contemplación de un reducido número de iniciados.
La exposición en el CAB recoge una parte sustancial de la obra generada durante sus últimos años de vida. Una pintura no vista hasta ahora fuera de los márgenes de su estudio, de una sutileza y una verdad apabullantes. Retículas superpuestas como un magma embrionario, como partículas orgánicas y por tanto generadoras de nuevas vidas y posibilidades.
Así se percibe la pintura de Pepo Hernando: un entramado que curiosamente no resulta saturado, sino liviano, delicado y dúctil. El trabajo de Hernando se ha relacionado con algunas soluciones del op art por la sensación dinámica que producen, si bien mantienen un hilo conductor con su obra precedente, la mostrada en los años 80 y 90, de pulso expresionista y contundencia en el gesto. Como en aquella obra, la abstracción elimina cualquier aproximación a un significado, a un relato, a un enunciado.
El eco de una escritura repetitiva, casi inconsciente, fruto de una meditación ensimismada, se amplifica con las tramas de color. Intercalaciones de redes cromáticas que generan variaciones y matizan, y alteran, la convención formal de fondos y superficies. De este modo Hernando modifica la relación de profundidad y perspectiva, dotando a su pintura de la rara cualidad de percibir de manera simultánea planitud y volumen, plasticidad y solidez.
Pepo Hernando, ligado por nacimiento y por lazos familiares a Burgos, realizó casi toda su carrera profesional en Barcelona, donde su huella y recuerdo se mantiene. En Burgos alentó el nacimiento de la galería PS en 1996. Por ella pasaron numerosos artistas locales y nacionales. Fiel a sus amigos, en una y otra ciudad, el cariño de sus afectos perdura.
La exposición puede verse hasta el 28 de enero en el CAB de Burgos.