Durante el verano de 1942, en plena guerra mundial, tras la trágica de redada de Vel d"Hiv en la que en tan solo dos días las autoridades franceses arrestaron a unos 13.000 judíos para trasladarlos a campos de concentración, seis niños buscan refugio en un lugar donde nadie pensaría encontrarlos: en el castillo de Chambort, que los alemanes utilizaban como almacén para guardar obras de arte confiscadas. Una conservadora del museo, solitaria y bastante especial de carácter, se sentirá responsable de que esos menores lleguen vivos a la parte libre.
Relatada desde la mirada de los niños al horror de la guerra, resulta muy poética y hermosa en imágenes, a lo que colabora que fue rodada en el auténtico Castillo de Chambord y el gigantesco parque que le rodea. De alguna forma, esas murallas, ese edificio y esa naturaleza se convierten en otros personajes más del relato, que contiene momentos de cuento infantil cuando los niños se marchan al bosque y, como Robinson Crusoe, empieza a disfrutar y a vivir de lo que les ofrece la Naturaleza. Los hechos que se narran en Corazones valientes enlazan con otra película imprescindible sobre el holocausto: Un saco de canicas, basada en el best seller literario de Joseph Joffo, que mostraba igualmente la crueldad que los nazis tuvieron con los menores judíos a los que persiguieron de forma inclemente.
Sencilla en su planteamiento al describir esta huida hacia delante de los menores, tres niños y tres adolescentes, Mona Achache ha realizado visualmente una película muy bonita donde, con breves trazos, ha descrito la personalidad de esos niños unidos por la desgracia y el miedo, a pesar de tener procedencias sociales y geográficas distintas. Los niños que los interpretan, y que resultan muy creibles, fueron seleccionados, debido a la pandemia, esencialmente por vídeo.
Para los personajes adultos, la directora se ha basado en algunas figuras de la Resistencia y de la protección de las obras de arte, como Rose Valland, conservadora del Museo Jeu de Paume, Jacques Jaujard, director de los museos nacionales, y Pierre Schommer, jefe del depósito de Chambord, pero los ha ficcionado. Lo que es totalmente verídico, como ha comentado la coguionista Valerie Zenatti, es que miles de niños fueron perseguidos y condenados a muerte solo por ser judíos, una realidad histórica difícil de asimilar si se tiene algo de corazón.