Desde bifaces de Atapuerca a un óleo del siglo XVII que tiene representadas en su tela unas robustas columnas como símbolo de fortaleza, "Duro como la piedra" pone el foco en el constante uso de este material a lo largo de la historia en una exposición temporal en el Museo de Burgos que, hasta el 3 de octubre, reúne 26 piezas procedentes de la provincia conservadas en sus almacenes e invisibles habitualmente para el público.
Ocultos 17 años, desde que los robaron en 2004, han permanecido los famosos relieves visigóticos de la ermita de Quintanilla de las Viñas, que, después de una ardua restauración, son uno de los grandes atractivos de esta muestra salpicada por otros bienes curiosos. Dos botones: un delfín con caño de la primitiva fuente de Santa María, del siglo XVII, donado recientemente por un particular, que cuenta que su abuelo se lo compró a unos gitanos, y una cabeza masculina del siglo XIII que se tiene por uno de los pocos restos de la portada original de Santa María de la Catedral, tan en el punto de mira ahora....
"Duro como la piedra" sigue esa estela con hilo cronológico. Parte de las hachas del Neolítico e industria lítica diversa para regodearse en la época romana, con molinos de mano, una estela funeraria de Lara de los Infantes o dos aras votivas de Lences de Bureba y Clunia, antes de llegar al medievo y toparse, por ejemplo, con un relevante pie de altar de Trespaderne, «ligado al inicio del cristianismo en la provincia», o un tablero de alquerque, juego de mesa muy típico de la época, rescatado en Las Llanas. Unas claves de bóveda de la Casa del Cubo o un San Andrés decapitado guían hasta el XVI este paso pétreo.