Una de sus grandes pasiones es la fotografía. Con 17 años empezó a retratar todo lo que tenía delante y estudió fotografía en el TAI (Taller de Artes Imaginarias); con unos amigos montó un laboratorio de fotografía en el Rastro de Madrid, donde pasaba horas revelando y aprendiendo las técnicas del cuarto oscuro. Colaboró de forma intensa durante varios años con editoriales en revistas del motor y viajes, y realizó un par de exposiciones en Madrid y Burgos.
Durante unos años, y por motivos profesionales, su actividad fotográfica decayó y de nuevo, en los albores de la fotografía digital, esa pasión volvió a surgir, con más fuerza si cabe, y con una motivación que crece cada día.
En esta nueva etapa se ha formado en escuelas como EFTI, donde ha realizado cursos de Iluminación y postproducción digital y en la Escuela Internacional PIC.A PHOTOESPAÑA, donde acaba de completar sus estudios superiores de Fotografía. El proyecto fin de grado es el trabajo que se muestra en esta exposición.
Como amante de los viajes y del deporte, ya se había planteado en varias ocasiones hacer una escapada al Camino de Santiago, pero por falta de tiempo nunca lo había considerado seriamente. Su relación con él surge en 2018, tras perder su trabajo, ya con tiempo suficiente para abordarlo, realiza una primera incursión en el Camino Francés, desde León hasta Fisterra. El resultado no puede ser más satisfactorio, hay sufrimiento, pero tiene su recompensa. Nunca antes había hecho un viaje a pie, es una ruptura con la cotidianeidad. Cada día es una aventura, nuevas situaciones, nuevas visiones, nuevos paisajes, nuevas amistades. Es una experiencia de superación, con retos y satisfacciones constantes, que puede llegar a ser adictiva.
Casi al mismo tiempo decide comenzar a estudiar Historia del Arte, y en una de las asignaturas se aborda el estudio del Camino de Santiago desde una perspectiva histórica. Su trascendencia le fascina y comienza a ampliar conocimientos por su cuenta.
Estas circunstancias son la génesis de la elección del Camino de Santiago como proyecto fin de grado de sus estudios superiores de fotografía. A partir de aquí se sucedieron otros Caminos, el Primitivo, el Portugués, el de Invierno, el Francés de nuevo, pero desde Saint Jean Pied de Port y el Camino a Muxía y Fisterra. Todo en un periodo de dos años y tras recorrer más de 2500 Km.
Este ensayo fotográfico documental lo ha hecho desde dentro, como un peregrino más, y ha tratado de retratar sus paisajes culturales, con su dimensión social y a sus protagonistas, con sus motivaciones. Esto último es lo que más le ha llamado la atención, la diversidad de motivaciones que empujan a los peregrinos a iniciar su camino. Entre otras muchas y mencionando solo algunas, ha compartido camino con quien lo hacía por devoción católica, como entrenamiento para actividades deportivas, para añadir contenido en blogs y redes sociales, para controlar la desesperación por encontrarse en un ERTE sobrevenido por la pandemia, como penitencia por haber perdido a un hijo en un accidente de tráfico, por prescripción del psicólogo para mejorar en las relaciones interpersonales y para reivindicar derechos sociales. El hospitalero de Manjarín, Tomás, dice de los peregrinos: “todos son buscadores de algo”.