Ponte Vecchio, en Florencia |
El impacto de las ciudades que viven principalmente del turismo ha sido devastador. Las calles vacías en Toledo, la Puerta del Sol en Madrid sin un alma, los gondoleros de Venecia pasando el día charlando sólo entre ellos, nadie en la Fontana de Trevi, no tener a nadie delante de la puerta de acceso de la Galleria Borghese en Roma, la explanada del Louvre de París desierta... y así todo el planeta.
En Florencia recorrer la ciudad sin toparse con nadie ha sido de las experiencias más duras jamás vividas, el centro de la ciudad es siempre un hervidero de turistas y de las personas que ofrecen servicios a los visitantes. Los florentinos han vivido lo mismo que todos en el planeta con la llegada de la pandemia, pero en una ciudad tan pequeña como la suya en donde la concentración de los turistas es enorme, ha sido devastador. Ahora van surgiendo iniciativas para recuperar la economía y la vida de una manera o de otra, no importa que la vida no sea la misma, pero la idea es ponerse en marcha y caminar ya.