Las murallas son estructuras defensivas construidas con el propósito de proteger un lugar o una ciudad de posibles ataques o invasiones. Son construcciones largas y altas que rodean una ciudad o un castillo y que generalmente cuentan con torres, almenas y otras estructuras de defensa. Estas edificaciones se construyeron por primera vez en la antigüedad, en épocas en las que las ciudades eran vulnerables a ataques de enemigos o invasores. Podían proteger a la ciudad de los asedios, ya que dificultaban el paso de los atacantes y les obligaban a tomar rutas más difíciles y peligrosas para acceder a la ciudad.
Además de su función defensiva, las murallas también podían ser utilizadas para establecer fronteras y delimitar territorios. En algunas ciudades, las murallas eran también un símbolo de poder y riqueza, y se construían con materiales de alta calidad y se adornaban con esculturas y decoraciones.
Hoy en día, muchas de las murallas históricas se han convertido en atracciones turísticas y son visitadas por personas de todo el mundo que quieren conocer su historia y admirar su belleza y arquitectura.
En España hay muchos ejemplos de este tipo de fortificaciones y la mayoría están en un excelente estado de conservación. Las más conocidas son las de Ávila, Lugo o la de Toledo. Cada una de ellas destaca por una serie de características únicas. Una de las más desconocidas pero no por ello menos importante es la de Badajoz. El conjunto amurallado de la ciudad pacense destaca por ser la más gran de Europa con casi 7 kilómetros de longitud.
Y la historia da respuesta a esta realidad porque Badajoz fue fundada en el año 875 con un marcado carácter militar debido a que era una ciudad fronteriza. Al menos dos murallas distintas han defendían el perímetro de la ciudad, una medieval y otra de más moderna o abaluartada, construida a finales del siglo XVII, con un completo conjunto de baluartes, fosos, camino cubiertos, revellines y fuertes exteriores.
La Muralla de Badajoz fue construida en el siglo XIII por orden del rey Alfonso IX de León y ha sufrido varias modificaciones a lo largo de los siglos. Durante el siglo XV, se construyó una nueva muralla en el lado este de la ciudad para protegerla de los ataques de los portugueses. Durante el siglo XVI, se construyó una nueva muralla en el lado oeste de la ciudad para protegerla de los ataques de los musulmanes que se encontraban al otro lado de la frontera.
En constante rivalidad con la fortaleza portuguesa de Elvas, las murallas de Badajoz han sido fruto de los proyectos de numerosos ingenieros militares. Sucesivas ampliaciones y reformas crearon una moderna fortificación que permaneció intacta hasta comienzos del siglo XX.
Durante la Guerra de la Independencia, la Muralla de Badajoz fue escenario de una de las batallas más sangrientas de la guerra. En 1812, las fuerzas francesas asediaron la ciudad y la Muralla de Badajoz fue el último obstáculo que tuvieron que superar para tomar la ciudad. La batalla se libró durante varios días y se saldó con la muerte de miles de soldados de ambos bandos.
La fortificación de Badajoz tiene una altura media de unos 10 metros y un espesor de entre 2,5 y 3,5 metros en su base y estaba compuesta por ocho baluartes: San Pedro, Trinidad, Santa María, San Roque, San Juan, Santiago, San José y San Vicente; y dos semibaluartes: Palmas y San Antonio. Este último conectaba la fortificación con la muralla medieval de la alcazaba musulmana. A día de hoy se conservan todos los baluartes, excepto el de San Juan.
El cinturón que forman los restos conservados de la fortificación, considerada como una de las grandes señas de identidad histórica de la ciudad, se utilizan en la actualidad para el disfrute de los habitantes de la ciudad, con un parque urbano que rodea el casco histórico de la ciudad.
La alcazaba y la muralla de Badajoz son dos de las construcciones más impresionantes de la ciudad y dan muestra de la importancia que Badajoz tuvo en la Edad Media, cuando la ciudad se encontraba en la frontera entre los reinos cristianos y los musulmanes.
La alcazaba se construyó en el siglo IX por orden de Ibn Marwan, un líder árabe establecido en la península ibérica, sobre un cerro elevado, lo que le dio una posición estratégica importante para controlar la región. La Alcazaba de Badajoz ha sufrido varias modificaciones a lo largo de los siglos, especialmente durante el período de la Reconquista, cuando la ciudad fue conquistada por los reinos cristianos del norte. Durante esta época, se construyeron nuevas estructuras y se reforzaron las defensas de la Alcazaba para hacer frente a las incursiones de los enemigos.
La muralla extremeña no sólo es la más grande de España, sino también de Europa. Sus 6.541 metros están muy por encima de otras con mucho más renombre como las de Dubrovnik (Croacia), construidas en el siglo VII y 1,9 kilómetros de longitud. Las murallas de Lucca (Italia) datan del siglo XVI y se desarrollan a lo largo de 4 kilómetros, salpicados de baluartes y torres. Las murallas de Constantinopla de Estambul (Turquía) fueron levantadas en el siglo V y tienen una longitud de 5,5 kilómetros. Asimismo, en la localidad francesa de Carcasona construyeron en el siglo III una muralla de unos 3 kilómetros de longitud. Finalmente, la Gran Muralla de Rusia, se encuentra en la ciudad de Derbent, en la República de Daguestán y se extiende a lo largo de más de 5 kilómetros. Fue construida por los sasánidas en el siglo V para proteger su frontera sur de los ataques de los hunos y otros pueblos nómadas.