Apenas un kilómetro separa el pueblo de Murias (en el concejo de Aller) de una de las cascadas más bonitas de Asturias, recogida en un pequeño rincón en la ladera del valle excavado por el río Negro. Un espeso manto verde, de denso arbolado, cubre todas las laderas de las montañas que flanquean el valle, roto sólo por algunos prados y la presencia del pueblo de Murias, con sus huertos familiares y sus casas ordenadas una sobre otra en la ladera de la montaña.
La ruta es, en realidad, una galería formada por árboles, castaños y robles en su mayoría, además del bosque de ribera, que es otra galería sobre el río. En el suelo, en el sotobosque, destaca la arandanera negra, importantísima fuente de alimento para gran cantidad de especies de aves. Algunos escalones nos ayudan en las subidas y bajadas.
Al final, como metida en una hornacina, aparece la cascada, abierta, blanca, destacando sobre la piedra oscura, con pequeños saltos laterales que la ensanchan y embellecen. Distancia:1,3 Kms. Dificultad: Baja. Tiempo:1h.15 minutos ida y vuelta.