Violeta está preparándose para dedicarse a su sueño: repartir regalos entre los niños a los que se les caen los dientes, pero con su magia, en lugar de juguetes fabulosos como el Ratoncito Pérez, lo único que consigue hacer son… violetas. Y el examen anual de especialista en regalos para niños a los que se les han caído los dientes está cada día más cerca. Únicamente las hadas que aprueban el examen reciben la gema que les permite entrar y salir del mundo humano para recoger los dientes de leche y hacer magia para dejar un regalo. Por supuesto, Violeta suspende el examen con estrépito. Pero Violeta no sería Violeta si suspender un examen fuese a impedir que hiciera lo que tiene que hacer. Sin titubear un segundo, se apodera de la misión y la gema de otra hada y se cuela en el mundo de los humanos. Y así acaba en la nueva habitación de Maxie.
Maxie y su madre acaban de mudarse a la ciudad desde el campo, y Maxie tiene la impresión de que ese no es su sitio. Echa de menos su bello jardín y la naturaleza, su verdadera pasión. Le resulta muy difícil aceptar que el nuevo novio de su madre, y sus hijos, Tarek y Sami, son su nueva familia. Y en ese momento es cuando conoce a Violeta, que está buscando el diente de Sami.
Como Violeta ha destrozado su gema al aterrizar de mala manera, está atrapada en el mundo de los humanos. Maxie y Violeta hacen un pacto: Maxie ayudará al hada a encontrar el camino de vuelta al mundo de las hadas. Y, a cambio, Violeta hará magia para que Maxie vuelva a su antigua casa en el campo. Violeta acepta, aunque hasta el momento lo único que haya sido capaz de hacer con la magia sean flores. Y así comienza su aventura…