Los campos de lavanda de Brihuega se han convertido en los últimos años en uno de los principales destinos turísticos del territorio nacional. Ver los campos de lavanda en floración es una gran experiencia para todos los sentidos, y lo mejor es que puedes disfrutar de este espectáculo a tan solo 100 kilómetros de Madrid.
Campos de lavanda de Brihuega
Fue hace tres décadas cuando un agricultor tuvo la idea de cultivar lavanda en la zona, ya que la producción agrícola estaba en pleno retroceso. La lavanda es un arbusto aromático del que florecen unas flores de color violeta en forma de espiga.
Desde entonces, se han plantado alrededor de 1.000 hectáreas de lavanda, e incluso se ha instalado una planta para la producción de perfumes. Cabe señalar que a día de hoy Brihuega puede presumir de producir el 10% de la esencia de lavanda de todo el mundo.
Floración
Casi todo el mundo cree que la mejor época del año para ver los campos de lavanda en floración es la primavera. Pero nada más lejos de la realidad. El mes de julio es el idóneo clave para visitar los campos de Brihuega. La fecha exacta depende de la climatología durante el invierno y la primavera, pero siempre hay que esperar hasta el principio del verano.
Durante el mes de julio el Ayuntamiento de Brihuega organiza visitas guiadas a los campos de lavanda los viernes, sábados y domingos que merecen mucho la pena.
Festival de la Lavanda
Coincidiendo con la floración de los campos, en Brihuega tiene lugar el bautizado como "Mes de la Lavanda". Se organizan multitud de actividades, como el Festival de la Lavanda, con conciertos al aire libre en los mismos campos a los que los asistentes deben acudir vestidos de blanco.
Cómo llegar
Para llegar hasta los campos de lavanda pon Brihuega en el GPS. Una vez llegues al pueblo, verás en la entrada un cartel señalizando los campos. Hay un parking muy grande y bien señalizado.
¿Qué ver?
Además de visitar los campos de lavanda, puedes aprovechar la escapada para conocer la localidad de Brihuega en Guadalajara. El casco antiguo está declarado Conjunto Monumental Histórico-Artístico desde el año 1973. Conserva aproximadamente dos kilómetros de la muralla medieval y alberga monumentos de gran interés, como la Iglesia de Santa María de la Peña o el Castillo de Piedra Bermeja.