El tercer domingo de mayo se celebra el Día Mundial de la Repostería. El origen de la repostería se remonta hasta miles de años atrás. Los primeros antecedentes sitúan el inicio de esta disciplina gastronómica en el antiguo Egipto y Mesopotamia. Si nos centramos en el origen etimológico, la palabra ‘pastel’ deriva de pastelería, que a su vez proviene del griego ‘pasté’; el nombre que se le daba a la masa de harinas con salsas.
Y, aunque es imposible determinar quién inventó la repostería, sí que sabemos que ha evolucionado a lo largo de la historia hasta llegar a ser el arte culinario que es hoy en día.
La importancia de la repostería estuvo muy ligada a la religión durante la Edad Media, hasta el punto de ser de uso exclusivo de las autoridades eclesiásticas. Con las cruzadas, sin embargo, los europeos entraron en contacto con otras culturas y productos como son el azúcar o las pastas. Sin embargo, no fue hasta 1556 cuando nació la primera corporación de pasteleros bajo el reinado de Carlos IX.
Pero si hay un lugar en el que la repostería alcanzó su máximo esplendor, este es Francia. Todos los conocimientos que se cosecharon al respecto alrededor del mundo llegaron hasta el país europeo para convertirse en una labor de prestigio y lujo.