Llegaremos a la aldea de Tudanca saliendo de Burgos por la N-623 Burgos - Villarcayo. Sobrepasado Pesadas de Burgos y antes de bajar por el Puerto de la Mazorra, nos desviamos a la izquierda en dirección a Dobro y Pesquera de Ebro. Tras pasar este último pueblo, tomamos la carretera local que se dirige a Tubilleja y Tudanca, donde termina la carretera.
En el entorno de Tudanca, el río Ebro realiza un gran meandro abriéndose paso entre enormes cantiles rocosos que caen a plomo desde las alturas de la Sierra de Albuera, formando un bello paraje.El pueblo se ubica en uno de los enclaves más aislados y desconocidos de la provincia de Burgos. El río, tras el meandro que ha formado y su posterior remansamiento, se dirige sin dilación hacia el cercano desfiladero de los Tornos, que separará Tudanca del Valle de Manzanedo. Este primer tramo coincidirá con el recorrido del GR 85, con lo cual está perfectamente señalizado hasta Cidad de Ebro.
Así pues, salimos desde Tudanca por el sendero GR 85 que discurre paralelo al río, que queda a nuestra izquierda. El camino está en buen estado, señalizado y recorremos un kilómetro por terreno llano.
Poco a poco el camino se va estrechando y ganando altitud, pues nos estamos acercando al desfiladero y hay que superar las alturas rocosas que caen sobre el río. El cauce del Ebro se estrecha y sus orillas se escarpan.
Llegamos a un punto en que el camino comienza la ascensión en zigzag por la ladera derecha ya que no es posible caminar siguiendo la ribera. La ascensión no es ningún caso demasiado fuerte. Según ascendemos, vamos dejando el río abajo. El paisaje se ensancha y contemplamos bellas panorámicas del río adentrándose en la garganta.
Ganamos la parte más alta del desfiladero y perdemos la vista del río, continuando por un camino que discurre entre carrascas y monte bajo. En breve iniciamos el descenso, suave hacia el valle y el entorno del río de nuevo. El Ebro, tras salir de la garganta, hace su entrada en el bellísimo Valle de Manzanedo. El río gana en anchura y su velocidad disminuye.
Seguimos bajando hasta llegar a la orilla del mismo río. Siguiendo el camino a su vera, recorremos los dos kilómetros y pico que nos separan de Cidad de Ebro, extremo de nuestra ruta y primer pueblo del valle.El sendero es tranquilo, placentero, es fácil cruzarse con caminantes. La llegada al pueblo se produce por su parte alta, bajando hasta la iglesia.
Atravesamos el pueblo, admirando algunas casas con solana mirando al sur y balcón corrido, típica arquitectura tradicional de las Merindades, donde nos encontramos.
La senda se difumina a ratos, pero no hay pérdida posible ya que a nuestra izquierda siempre está el río y a nuestra derecha, un gran cantil rocoso nos acompaña permanentemente.
En este tramo, tenemos que superar algunos tramos embarrados, ya que estamos muy cerca del río y el terreno es muy blando. En apenas un kilómetro, el camino se desvía ascendiendo a mano derecha en zigzag por la ladera. Aunque hubiéramos seguido pegados al río, no hubiera habido problema pues ambos recorridos confluyen un kilómetro más adelante. Nosotros subimos por la ladera y según ganamos altitud, disfrutamos de buenas vistas sobre el Ebro y el valle, que va quedando ahora detrás nuestro. La senda desciende de nuevo entre peñascos regresando a la orilla para continuar junto a un gran prado que queda a nuestra izquierda. Seguimos el borde de una gran valla metálica que nos separa de los terrenos de pasto.
Terminamos de recorrer la valla y el camino se ensancha de nuevo, ascendiendo suavemente. Se trata del viejo sendero por que bajaban los vecinos del pueblo de Vallejo, que queda unos metros arriba hasta la orilla del río.
Nosotros debemos desviarnos a la izquierda en un punto señalizado al efecto como Tudanca. Por este camino, descendemos hacia el río de nuevo, para en poco, emprender un ascenso pegado a la roca a la búsqueda del desfiladero de nuevo.
Tras describir una curva, nos enfrentamos al magnífico meandro del Ebro donde el desfiladero alcanza su máxima angostura y que no pudimos divisar en el camino de ida desde la otra orilla, ya que quedaba oculto.
El paisaje es espectacular en este punto. Las paredes rocosas caen a plomo sobre el río. La senda discurre pegada a la roca y ofrece las mejores vistas. Es éste buen sitio para detenerse, hacer fotos y descansar.
Continuamos el camino. La senda más o menos en buen estado, rodea la curva del Ebro superando el tramo más estrecho de la garganta. En cada cada momento descubrimos nuevas perspectivas.
Tras salir de la curva, debemos realizar una pequeña trepada para superar una empinada canal, sin dificultad ni peligro alguno, y continuamos por una senda boscosa que desciende ya definitivamente hacia el llano.Antes, pasamos por un bonito arco natural de piedra.
Continuamos bajando por el camino ganando la ribera y las orillas del río, ya remansado entre amplias praderas. Llegaremos a las inmediaciones del pueblo. Junto a la Peña Castillo, atravesamos el río por un largo y rústico puente de piedra, entrando en Tudanca de nuevo
Tal como dijimos, el entorno de Tudanca es el lugar perfecto para descansar y darse un baño en el río, sobre todo en verano. Si tenemos tiempo, se recomienda acercarse al pueblo de Ahedo del Butrón, emplazado a medio camino de la subida al páramo. Se accede a este pueblo por el Sendero de Valdeahedo.
Desfiladero de Los Tornos
Dificultad Media, por su larga duración y terreno abrupto.
Ciclable Sí, aunque los tramos más agrestes del desfildero deban atravesarse caminando.
Circular Sí.
Orientación Fácil, aunque cuidado en no despistarse en el retorno y encontrar el camino correcto.
Época recomendable Todo el año.
Inicio Tudanca
Distancia de Burgos 66,5 kilómetros.
Tiempo total 3 horas 10 minutos.
Distancia total 11,2 kilómetros.
Altitud mínima 597 m.
Altitud máxima 693 m.