Seguro que en alguna ocasión te has preguntado por qué existen los años bisiestos. Pues bien, lo primero a tener en cuenta es que, aunque un año dura 365 días, la Tierra no tarda exactamente 365 días en dar la vuelta al Sol. En realidad, tarda 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos. Por lo tanto, en cuatro años el desfase alcance las 23 horas, 15 minutos y 56 segundos, formando un nuevo día.
Pero, ¿cuál es la razón de que el nuevo día sea el 29 de febrero? Se decidió que este fuera el día para solucionar el desfase temporal porque febrero era el mes más corto del año.
Pero esto también tiene una explicación. En el calendario juliano, que nació de la mano de Julio César, pasó de tener 354 días a 365. Los 11 días extras se colocaron entre los doce meses del año, que pasaron a ser de 30 y 31 días.
En el calendario juliano el último mes era febrero, así que quedó fuera del reparto. Más adelante, al pasar del calendario juliano al gregoriano, febrero se convirtió en el segundo mes del año.
¿Cuál fue el primer año bisiesto de la historia?
Fue el papa Gregorio XIII quien se encargó de solucionar el desfase del calendario a finales del siglo XVI. En el año 1582, instauró el calendario gregoriano, y se pasó del 15 al 15 de octubre para arreglar el error.
En el año 1700 en Suecia quisieron pasar del calendario juliano al gregoriano. Para hacerlo, se propuso eliminar los años bisiestos durante cuatro décadas. Finalmente, el proyecto no salió adelante y, como se omitieron dos años bisiestos, en 1712 el mes de febrero tuvo 30 días.