En Italia hay destinos que son bien conocidos por todos y cada año reciben millones de turistas de todo el mundo, como Roma, Florencia o Nápoles. Sin embargo, el país también alberga destinos que merecen muchísimo la pena y no reciben la atención que merecen. Es el caso de este pueblo situado en lo alto de una montaña ubicado en los bosques del Parque Natural del Valle de la Treja, entre Roma y Viterbo (Italia). Un remanso de paz y tranquilidad que parece congelado en el tiempo.
Se trata de Calcata, una localidad italiana de la provincia de Viterbo, región de Lacio, con una población de 900 habitantes. Suspendido sobre un acantilado, es un pueblo que resurgió en la segunda mitad del siglo XX gracias a una colonia de artistas. Abandonado anteriormente debido al riesgo de derrumbe, este lugar ofrece un viaje en el tiempo, desde la civilización falisca en la Edad de Hierro hasta la época medieval, representada por las casas de piedra y las excavadas en toba, así como el castillo de Anguillara.
Calcata, el pueblo más desconocido de Italia
El ambiente tranquilo y las calles empedradas con un estilo antiguo y medieval se combinan con un entorno artístico y cultural cautivador. Calcata alberga la Opera Bosco, un museo-taller al aire libre de arte contemporáneo concebido en 1996 por los artistas Anne Demijttenaere y Costantino Morosin, con la contribución de numerosos artistas.
Además, debes visitar el jardín de la casa del arquitecto Paolo Portoghesi. En su «jardín de las maravillas», Portoghesi ha dispuesto instalaciones, fuentes, parterres, pilas y cerámicas con frases, poemas y citas. A los seis olivos con troncos centenarios que parecen esculturas, Portoghesi les ha asignado los nombres de seis artistas (Bernini, Miguel Ángel, Borromini, Rodin, Brancusi y Moore).
La visita a este pueblo de Italia puede continuar en el Valle del Treja, un afluente del río Tíber que atraviesa una zona de naturaleza volcánica. A lo largo de 30 kilómetros, el río ha esculpido profundas gargantas, creando un ambiente húmedo ideal para anfibios y reptiles en el denso sotobosque. En las laderas expuestas al sol domina el maquis mediterráneo. Las cascadas de Monte Gelato, con su torre medieval, antiguo molino de agua y piscinas naturales, son una atracción imperdible en este oasis.