viernes, 5 de enero de 2024

El curioso motivo por el que el Roscón de Reyes lleva fruta escarchada

El Roscón de Reyes es un dulce navideño que se toma la Noche de Reyes (5 de enero) o el Día de Reyes (6 de enero), valga la redundancia. Se puede rellenar de
chocolate, crema o nata, aunque en la actualidad también existen otras variedades. Una de las principales características del Roscón de Reyes es la fruta escarchada con la que se decora.

Todos los roscones tienen tres piezas: verdes (melón), rojas (sandía o cereza) y naranjas (naranja). La fruta escarchada suele generar un gran debate en los hogares españoles, ya que hay a quienes les gusta muchísimo, mientras que otros prefieren retirarla. En cualquier caso, tiene una razón de ser.

Hay diferentes teorías acerca de por qué al Roscón de Reyes se le añade fruta escarchada, pero la más aceptada es la siguiente. Se cree que la razón es puramente simbólica, ya que las piezas representan las piedras preciosas que los Reyes Magos de Oriente lucía en sus túnicas cuando fueran a adorar al niño Jesús: verde (esmeralda y jade) y rojo (rubíes).

Cabe señalar que las primeras recetas de roscones no incluían la fruta escarchada entre sus ingredientes. Fue a principios del siglo XX cuando esta empezó a formar parte del Roscón de Reyes. Los pasteleros adhieren las piezas cuando el bollo todavía está cruda, así que al cocinarlo quedan compactas como parte del dulce.

Roscón de Reyes

El origen del roscón se remonta al siglo II a.C. en la Antigua Roma, donde se celebraban «Las Saturnales», una fiesta pagana en honor al dios Saturno. Para celebrar el inicio de una época llena de luz, era costumbre preparar diferentes platos, y el más popular de todos era una torta a base de miel en la que se introducían dátiles, frutos secos e higos.

Un siglo más tarde, a la torta se le incluyó una haba, símbolo de la prosperidad y la fecundidad. Encontrar el haba en el roscón auguraba un año lleno de buena fortuna. Sin embargo, la tradición pronto desapareció junto con las celebraciones paganas por orden de la Iglesia.

Varios siglos más tarde, Felipe V recuperó la tradicional torta. Además de incluir en su interior un haba, a un cocinero de la corta francesa se le ocurrió incorporar una moneda de oro. A partir de entonces, se empezó a considerar que quien encontrara la moneda de oro era un ganador, y quien encontrara el haba un perdedor. Esta costumbre se mantiene en la actualidad, aunque la moneda de oro ha sido sustituida por una figura.