Villa Guardamangia |
Louis Mountbatten, tío de Felipe de Edimburgo, alquiló por primera vez esta mansión situada a las afueras de La Valeta en 1929. Años después la cedería a los recién casados, para quien se convertiría en un lugar inolvidable. No en vano es la única residencia que ha tenido Isabel de Inglaterra en el extranjero.
En Malta se dice que allí disfrutaron de fiestas, picnics y viajes en barco, y que la entonces princesa pudo ir a la peluquería por primera vez. Fue, tal vez, uno de los periodos más felices de su vida, que incluyó el embarazo de uno de sus hijos. Isabel se marchó de la isla en el verano de 1950 para dar a luz a la princesa Ana (el 15 de agosto), aunque regresó antes de que terminara el año.
La Reina Isabel regresó a Malta -y a Villa Guardamangia- más de una vez, aunque para la historia quedó la visita de 2007, para celebrar el 60 aniversario de su boda.
La mansión -cuya construcción se remonta probablemente a mediados del XVIII- se encuentra desde hace al menos un lustro en estado casi ruinoso, a la espera de una restauración urgente para la que ya se han dado los primeros pasos. En el blog de Turismo de Malta se puede leer: «Las habitaciones se encuentran vacías, la pintura se desprende de las paredes, una amplia maleza cubre el jardín, las baldosas estampadas tradicionales maltesas han desaparecido y el antiguo mirador de los reyes está derrumbado».
El Gobierno compró el palacio en 2019, y en 2021, Heritage Malta, la agencia nacional que gestiona los museos y el patrimonio de la isla, anunció una restauración completa que durará al menos cinco años. Cuando haya finalizado reabrirá al público como un museo