domingo, 25 de septiembre de 2022

Día Mundial de la Retinosis Pigmentaria

Hoy, 25 de septiembre, es el último domingo del mes y como todos los años, se celebra el Día Mundial de la Retinosis Pigmentaria. Una jornada en la que las Asociaciones de la Retina Internacional repartidas por todo el planeta, pretenden llamar la atención sobre esta enfermedad que es invisible a los ojos de la sociedad.

Todos sabemos que la solución a la retinosis pigmentaria no es cuestión de un día pero esta celebración anual ayuda para captar la atención de la sociedad para esta problemática que aqueja a muchas personas en el mundo. Un año más miles de afectados con esta enfermedad piden que las investigaciones en el tema sean más constantes y avanzadas ya que son la esperanza de lograr terminar o combatir con más recursos la enfermedad.

Expertos en el tema aconsejan cada año a las personas que sufren o posiblemente vayan a desarrollar la enfermedad, a conocerla, investigar más sobre el tema organizar grupos de personas interesadas para avanzar en conocimiento, recurrir a entidades que estén dispuestas a apoyar proyectos para ayudar a los enfermos.

La Retinosis Pigmentaria es una enfermedad ocular que produce una grave disminución de la capacidad visual, y que en muchos casos conduce a la ceguera. Aunque se nace con la enfermedad, es raro que se manifieste antes de la adolescencia, y prácticamente siempre lo hace de forma insidiosa, de tal modo que el enfermo no es consciente de su dolencia hasta que ésta se encuentra en fases muy avanzadas.

La retinitis pigmentaria generalmente se da en familias y es un trastorno que puede ser causado por muchos defectos genéticos. Las células que controlan la visión nocturna, llamadas bastoncillos, son las que tienen mayor probabilidad de resultar afectadas; sin embargo, en algunos casos, las células del cono retiniano son las que reciben el mayor daño. El distintivo más importante de la enfermedad es la presencia de manchas de color oscuro en la retina.

A medida que la enfermedad progresa, también se pierde la visión periférica de manera gradual y la afección puede conducir con el tiempo a la ceguera, aunque generalmente no es completa. Los signos y síntomas a menudo aparecen primero en la niñez, pero los problemas visuales severos usualmente no se desarrollan hasta los primeros años de la edad adulta.