jueves, 22 de septiembre de 2022

El equinoccio de otoño ilumina el retablo de San Nicolás de Bari

Retablo de San Nicolás de Bari
En el momento del año en que el día y la noche tienen la misma duración, la luz del sol danza por el portentoso retablo de piedra de la iglesia de San Nicolás de Bari. La altura del sol sobre el horizonte cuando empieza a declinar hacia el atardecer permite que la luz se cuele por una abertura bajo la espadaña y enfoque sucesivamente varias escenas de la filigrana en piedra que labró en el siglo XVI Juan de Colonia. 

Este espectáculo atrae a multitud de curiosos para contemplar como la luz finalmente se posa sobre la escena de la Anunciación y San Nicolás se convierte cada equinoccio en un centro de peregrinación no solo celestial, sino celeste.

Este fenómeno se repite en otro templo burgalés en el que también existe una capilla dedicada a San Nicolás de Bari. Se trata del monasterio de San Juan de Ortega donde cada año se observa en dos ocasiones el milagro de la luz equinoccial cuando un rayo de sol poniente penetra por una ventana e incide sobre el único capitel historiado de todo el templo en el que, también, está representada la Virgen.