¿Alguna vez te has fijado en la cremallera de tus vaqueros? Seguramente, no. O, si lo has hecho, seguro que ha sido porque se ha roto y te ha tocado deshacerte de ella. Pues bien, en este caso, te habrás fijado que las cremalleras «esconden» un misterio: las letras YKK. Por increíble que parezca, aproximadamente el 50% de las cremalleras están estampadas con estas letras, y casi nadie sabe realmente qué significan.
Yoshida Kogyo Kabushikikaisha (YKK)
Yoshida Kogyo Kabushikikaisha (YKK) es una compañía japonesa que produce la mitad de todas las cremalleras que se fabrican en el mundo, lo que equivale a unas 7.000 millones cada año. Su origen se remonta al año 1934 de la mano de Tadao Yoshida.
Tadao Yoshida fue un inventor que diseñó sus propias máquinas para cremalleras personalizadas porque no le gustaban los métodos productivos de la época. En la actualidad, la compañía sigue controlando todo el proceso de fabricación de las cremalleras.
La clave de su éxito es la longevidad y la experiencia de la marca. Como controla cada una de las fases del proceso, la calidad está garantizada. Además, los competidores que recortan en algunos aspectos apenas bajan unos pocos céntimos el precio por unidad, y los clientes deciden seguir confiando en YKK.
Historia de la cremallera
La cremallera no se inventó para sustituir a los botones, sino que surgió como artilugio para cerrar las botas altas. Hasta finales del siglo XIX, las botas altas se cerraban con cordones largos, los cuales resultaban muy incómodos.
El primer modelo de cremallera fue patentado por Whitecomb Judson, un mecánico de Chicago, el 29 de agosto de 1893. Uno de los primeros pedidos fue para cerrar una serie de sacas del Servicio de Correos de los Estados Unidos, pero las cremalleras tuvieron que ser retiradas porque se atascaban.
Judson falleció en 1909, y en 1913 el ingeniero sueco-americano Gideon Sundback, perfeccionó la cremallera, haciéndola más fiable y ligero. Los primeros pedidos fueron para las tropas de los Estados Unidos en la I Guerra Mundial.
En 1920, las cremalleras se empezaron a utilizar en las ropa de los ciudadanos. Sin embargo, no eran demasiado prácticas, porque se oxidaban, lo que obligaba a descoserlas antes de lavar la prenda, y volver a coserlas después.
En 1935 la diseñadora Elsa Schiaparelli presentó una colección de cremalleras de diferentes tamaños, algunas funcionales y otras decorativas. A partir de este momento, se asentaron definitivamente en el mercado. A día de hoy, las cremalleras son esenciales en multitud de prendas de vestir, como pantalones vaqueros.