Álvaro Pombo |
En el acta del jurado se subraya que el creador muestra el mundo a través de la construcción de un lenguaje en el que las deformaciones de la realidad aparecen reflejadas bajo el disfraz de la ironía y del humor».
Ocupante del sillón ‘j’ de la Real Academia Española, descendiente de la burguesía santanderina, candidato al Senado por UPyD y prosista intempestivo, el escritor se adjudica el premio gracias a una narrativa que recurre a la meditación de fuste y a la reflexión, sin por ello abdicar de un humor compasivo de cuño inimitable. Su máxima popularidad tocó el cénit cuando se hizo acreedor del Premio Planeta y comenzó a aparecer como un espécimen exótico en las tertulias televisivas.
Álvaro Pombo pertenece a esa raza de escritores que dicta sus obras, como hacían a veces Dickens, Valle-Inclán y Oscar Wilde. Definido por la crítica como un renovador del realismo subjetivo de la literatura en español, el escritor es ante todo una ‘rara avis’ del panorama de las letras españolas, un prosista inclasificable que a edad temprana ya mostraba interés por los grandes teólogos y próceres del pensamiento universal.
Su escritura está preñada de humor, acrisolada en el simbolismo y el gusto por los clásicos de la literatura. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, Pombo estudió en el Birbeck College de Londres. Durante diez años, entre 1966 y 1977, trabajó en el Banco Urquijo de Londres, aunque a lo máximo que llegó fue a atender al teléfono.
Amadrinado por Carmen Martín Gaite y con el apoyo inicial de Jorge Herralde, deslumbró con sus primeras novelas, entre las que descuellan ‘El héroe de las mansardas de Mansard’. Escritor que ha indagado en las contradicciones y perplejidades íntimas, publicó su primer poemario en 1973, ‘Protocolos’, al que siguieron ‘Variaciones’ (1977), con el que ganó el Premio El Bardo de nuevos poetas. Le siguieron ‘Hacia una constitución poética del año en curso’ (1980) y ‘Los enunciados protocolarios’ (2009). Por ‘El metro de platino iridiado’, una de las obras más ambiciosas de la narrativa española, obtuvo en 1991 el Premio Nacional de la Crítica.
Sus obras, traducidas a varios idiomas -como alemán, francés, neerlandés, griego, inglés, italiano, noruego y portugués-, incluyen tanto títulos de poesía, género que nunca ha abandonado, como de narrativa, dedicación primordial que ha compartido con su interés por la historia y sobre todo por la filosofía.
Al igual que Javier Marías o Félix de Azúa, sus páginas están signadas por un tinte de rebelión ante lo tradicional, sin perjuicio de que sus escritos sean tributarios de la preocupación religiosa y filosófica. Es un novelista que cuando puede aroma sus narraciones con dilemas, disyuntivas y evocaciones nacidas de Sartre o Kierkegaard.
Su mundo familiar quedó retratado en un libro en el que ahonda en la memoria, ‘Santander 1936’, en el que cuenta cómo vivió de niño la tragedia de la Guerra Civil que separó a dos ramas de sus ancestros.
Álvaro Pombo es un escritor que nunca ha ocultado su homosexualidad, un asunto sobre el que también se ha mostrado siempre disidente frente a las corrientes mayoritarias, lo que le ha hecho enfrentarse a menudo con los líderes de la comunidad gay. En uno de sus primeros libros, ‘Relatos sobre la falta de sustancia’ (1977), aborda la cuestión a través de personajes con esta orientación sexual. Ha indagó también en la cuestión con la novela ‘Contra natura’ (2005), expresión con la que antiguamente se estigmatizaba a gais y lesbianas.
Pombo ha diseccionado en varias obras el universo femenino. El escritor, que tiene algo de feminista, considera a las mujeres más interesantes que a los hombres como materia narrativa. Argumenta que ellas son más sustanciales, buscan más la interioridad que los varones.
Reniega de la literatura que se escribe en la actualidad, textos largo, pesados y tediosos, a su entender. «La novela de alta gama que se estila ahora incurre en ello», remacha. Como melómano acendrado, tiene mucho sentido del ritmo, lo cual se nota en sus frases.
El santanderino Álvato Pombo es un autor muy premiado por obras como ‘Donde las mujeres’, que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa en 1997; ‘La cuadratura del círculo’, Premio Fastenrath de 2001, o ‘El cielo raso’, Premio Fundación José Manuel Lara.
En su anterior edición el Premio Cervantes reconoció a un narrador de raza, Luis Mateo Díez, después de una sorprendente racha de cinco poetas: Rafael Cadenas, Cristina Peri Rossi, Francisco Brines, Joan Margarit e Ida Vitale.