martes, 20 de febrero de 2024

Día Internacional del Gato

Hoy,
20 de febrero, se celebra el Día Internacional del Gato, aunque no es la única fecha del año dedicada a estos cautivadores animales, como veremos en este artículo. De hecho, el gato es el único animal que celebra su día tres veces al año.

El Día Internacional del Gato el 20 de febrero

El origen de esta celebración se la debemos a un gato muy influyente llamado Socks (Calcetines). Era el gato del entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton.

Desde 1993 este gato vivió en la Casablanca y se colaba en los actos públicos del presidente, alcanzando en aquella época gran popularidad tanto en EEUU como en el resto del mundo, ya que el gato aparecía en la sala presidencial durante los actos de prensa.

Desafortunadamente a Socks le diagnosticaron cáncer y sus dueños decidieron darle la eutanasia precisamente el 20 de febrero de 2009.

Al morir Socks, el 20 de febrero se celebra cada año el Día Internacional del Gato, con el objetivo de rendir homenaje a estos animales de compañía y promover una campaña de adopción para proporcionar un hogar a los animales callejeros.

Los gatos también celebran su día el 8 de agosto y el 29 de octubre

El 20 de febrero no es el único día en el que se le rinde homenaje a estos bellos e hipnóticos animales. También es el Día del Gato el 8 de agosto por coincidir con la época de mayor fertilidad en el hemisferio norte. En este caso fue el Fondo Internacional para el Bienestar Animal quien lo consolidó como fecha en el calendario.

Y, por si fuera poco, el 29 de octubre se celebra en EEUU el Día Nacional del Gato a propuesta de Colleen Paige, una experta en el comportamiento de los gatos, que quiso generar conciencia en la población, sobre la cantidad de gatos abandonados por las calles de las ciudades.

Sea en la fecha que sea el Día Internacional del Gato, lo cierto es que a pesar de la cierta fama de esquivos que se han labrado, es muy difícil resistirse al encanto natural de un gato, ya sea por su tranquilidad, por sus ganas de juguetear o por su envidiable independencia.