jueves, 15 de mayo de 2025

El origen del tradicional baile de San Isidro entre los chulapos de Madrid

El Portal de Bibliotecas de Madrid sitúa el origen del chotis, sorprendentemente, muy lejos de la capital de España. Se cree que se trata de una danza inventada en Bohemia (Polonia).

Aunque el baile es originario de centroeuropa, rápidamente se extendió por el resto del continente y por tierras más lejanas, dando lugar a variantes regionales en los folclores brasileño, escandinavo, austríaco, francés, italiano y otros tantos, entre ellos el español. Se cree que fue el músico italiano Antonio Apruzzese el primero en tocar el chotis madrileño, el que todo el mundo conoce hoy en día, con un organillo.

La palabra chotis parece derivar del término "Schottish", que en el idioma alemán significa "escocés". Se cree que el baile llegó a España el 3 de noviembre de 1850, cuando la reina Isabel II había organizado una fiesta en el Palacio Real de Madrid. En aquella celebración, una danza conocida como polca alemana cautivó a todos los que allí se reunieron.

Cómo se baila el chotis, sobre una baldosa

Tradicionalmente, siempre se ha dicho del chotis que "se puede bailar sobre una baldosa o un ladrillo" (imaginarios), y es verdad. Es tan sencillo que lo puede danzar cualquiera, hasta el más torpe o insulso, si le pone un poco de ganas y se anima con la música tan alegre y vibrante que acompaña al chotis.

El baile comienza con el hombre quedándose quieto sobre una baldosa imaginaria, apoyado solamente sobre la punta de los pies. La mujer se coloca frente a él gira en torno suyo, mientras el hombre rota sobre sí mismo.

Siguiendo el ritmo que marca el organillo, la pareja de bailarines da primero tres pasos hacia delante y después tres pasos hacia atrás, ininterrumpidamente. Mientras dura la canción, la mujer, que es la que dirige, se mueve y va girando en torno al hombre, que da pequeños saltos en el sitio hasta completar una vuelta completa.

Traje tradicional para bailar el chotis

Para las mujeres, la vestimenta que marca la tradición madrileña se compone de un vestido largo y ceñido que llega por debajo de las rodillas, un pañuelo en la cabeza, con el pelo recogido en un moño, un mantón de manila y, indispensable, el tan llamativo clavel rojo en la frente.

El traje del hombre es también muy fácilmente reconocible: pantalón negro largo, chaleco, parpusa (boina gris madrileña) y, por supuesto, un clavel rojo como el que llevan las mujeres, pero esta vez metido en el bolsillo.