Napoleón Bonaparte estaba convencido de que hacerse con España sería «un juego de niños». Su ejército, decía, no tendría rival y podría arribar a la velocidad del rayo hasta la capital. Y lo cierto es que esa primera parte del plan le salió a la perfección. Después de engañar a Manuel Godoy y de obtener un permiso de paso para -presuntamente- dirigirse hacia Portugal, su «Armée» se personó en Madrid al frente de Joaquín Murat antes del verano de 1808. El engaño se desveló poco después: aquello no era una visita de cortesía, era una invasión en toda regla.
Las calles se mantuvieron relativamente tranquilas en las semanas siguientes gracias (o por culpa) de la presencia de los soldados galos, que paseaban a sus anchas por la capital sin que los madrileños se hubieran percatado del desdén con que trataban a su Monarca. El malestar de la población aumentaba. La tensión crecía y nuestras gentes se veían obligadas a permanecer en sus casas.
La capital era ya una ciudad completamente tomada el célebre el 2 de mayo de 1808, cuando Madrid saltó por los aires y dio comienzo la Guerra de Independencia. «No se oían más voces que ¡armas, armas, armas! Los que no vociferaban en las calles, vociferaban en los balcones. Y si un momento antes la mitad de los madrileños eran simplemente curiosos, después de la aparición de la artillería todos fueron actores», contaba Benito Pérez Galdós en sus «Episodios Nacionales». El pueblo no tardó en levantarse, convencido de que podía y debía echar al invasor. El Gobierno llamó a filas a sus ciudadanos y consiguieron reunir a 30.000 hombres, la gran mayoría de ellos milicianos sin ninguna experiencia en combate.
Así empezó la lucha contra el pueblo francés. O más bien, contra su líder. El enemigo era Napoleón, no el pueblo galo. Se obligó a los españoles, pues no solo había madrileños en la capital, a limitar sus movimientos. Unos 22.000 soldados enemigos ocuparon la ciudad. No se podía hacer vida normal.
Por descontado, el video busca rememorar un hecho que no podrá ser recordado en las calles hoy, 2 de mayo. Lo que pasó aquel día fue una sublevación del pueblo de Madrid. Se levantaron personas que llevaban ya unas semanas sabiendo que la ciudad estaba ocupada por un ejército extranjero. Ese día cristalizó el descontento y el hartazgo. Todo estalló por las limitaciones de movimiento que se habían impuesto en la ciudad, el control que ejercían los ocupantes y, para terminar, el intento de llevarse a la familia real. La sociedad se lanzó a la calle y estuvo todo el día combatiendo con los franceses, en Monteleón, en Atocha, en la Plaza Mayor, en el Palacio de Oriente. En definitiva,.por todo el centro de Madrid.