Todo un año esperando para las tan ansiadas vacaciones y cuando menos nos damos cuenta, se han acabado y hay que volver al trabajo.
Si todavía estás tendido sobre la arena de alguna playa o descansando en una hamaca debajo de un árbol quizá lo último en lo que quieres pensar es en la vuelta al trabajo. Pero como las vacaciones no suelen durar para siempre, probablemente no es mala idea planificar, aunque sea un poco, el retorno a las rutinas del día a día. Hacerlo puede ayudarnos a combatir el llamado “síndrome de estrés postvacacional”, un conjunto de síntomas desagradables que pueden acompañar la vuelta a la rutina y que se calcula que afecta a un 30% de la población.
Los expertos recomiendan realizar una readaptación lenta, en la medida de lo posible, a la rutina, para así reducir el impacto psico-físico y emocional que provoca volver a los ritmos más rápidos de nuestra vida cotidiana.